Ser madre es una revolución constante
Día de la Madre
Ser madre es aprender cada día, crecer desde lo más profundo y evolucionar en un terreno lleno de señales sutiles y también agudas. Señales que te piden estar presente, guiar con amor, enseñar desde la experiencia y escuchar con atención. Ser madre es abrir los ojos a lo que antes pasaba desapercibido. Es observar, es contener, es crear y también fallar para luego replantear.
La maternidad no viene con manuales definitivos. Se construye paso a paso, con intuición, con errores, con instinto, con preguntas, con silencios y con la certeza de que el amor siempre será el camino. Ser madre es una labor que demanda entrega, paciencia, constancia y una enorme capacidad de adaptarse. También requiere sabiduría —la académica y la del alma—, fe en lo que no se ve, y un corazón dispuesto a reinventarse todos los días.
Es amar incluso en el cansancio, es perdonar sin medida, es no temerle al error porque se entiende que de ahí también se nace. Es querer bien, quererse también. Ser madre es aceptar que no se es perfecta, pero sí profundamente humana y valiente.
En este Día de la Madre, celebramos esa revolución silenciosa que habita en cada gesto de cuidado, en cada decisión difícil, en cada palabra que siembra. Celebramos a las madres que crían, que enseñan, que acompañan. A las madres que lo dan todo, incluso cuando sienten que no pueden más.
Gracias por ser raíz, impulso, refugio y guía.
Gracias por sostener la vida, incluso en medio del caos.
Feliz Día de la Madre.